Coser y cantar: la ideología, función, y estética del bilingüismo en la literatura hispana

Lo lógico sería que todos hablaran el mismo idioma. En los Estados Unidos, donde se hablan más de 350, se genera una torre de babel, a riesgo de colapsar. Sin embargo, como consta la literatura americana, hay quienes entretejen las distintas culturas: los artistas que asumen el prefijo “hispano-”.

 

El nativo escribe con un sentido de lugar e historia. Canta el neoriqueño:

 

my first name is de aquí

my last name is de allá

 

Tato Laviera sabía dónde tenía plantados sus pies, tanto como sabía el camino que habían marchado sus héroes, desde Dr King a Lady Liberty. Evangelina Vigil, en su poema la vida es el recuerdo, honra a “los señores grandes ya”, nuestros padres, “que por los domingos se visten en sus suits antiguos”—es decir con sus trajes ingleses, disfrutando de una paz española, “por la calle Soledad”.

 

El sentido de “acá” lleva al nativo a enfrentarse con quienes buscan sacarlo de su lugar. A veces la reacción es un susurro en el habla del otro, como susurra Alurista en La canería y el sol:

 

but mr. jones is fat

with money

with our sweat

our blood

why?

 

Otras veces la reacción es un “grito audaz”, como grita Villanueva, cuando intenta comunicarse con el maestro que no ve, ni oye, “la otra voz que quiere hablar”. Incluso, cuando logramos que el otro sí nos oye, nuestro pueblo lo ve como mero traición. Así lo piena Jehú, en Mi querido Rafa, cuando se encuentra con el cartel de un posible vendido, a quien le hacía falta advertir su creencia en mayúscula: “IRA ESCOBAR: THE MAN WHO BELIEVES IN BELKEN COUNTY!” Ante esta afrenta, Jehú derrama su lengua más meskin, equipado con un latigazo inglés: “¿Y qué chingaos quiere decir eso? P’s nada, right?”

 

Al final lo que un artista otorga a su comunidad es una posible visión del mundo, por medio de su estética. Para el nativo, su visión es la convivencia; por lo tanto, su estética es la de síntesis.

 

Esto nos ofrece la dramaturga Dolores Prida, en su “one-act bilingual fantasy”, Coser y cantar. En la obra vemos como “ELLA, una mujer” y “SHE, the same woman” viven atrapadas en su manera de ver y hablar, complicando su existencia compartida. Pese las dificultades, sí hay un momento de reflexión, “Sitting in the lotus position, meditating”, donde las mujeres hablan el idioma de la otra, antes de explicar el título: se debe trabajar duro y disfrutar de la vida; pero también combinar hilos perpendiculares y armonizar voces.

 

Quizás el epitome de la visión nativa se encuentra en Borderlands / La Frontera de Gloria Anzaldúa. La autora escribe: “In looking at this book that I’m almost finished writing, I see a mosaic pattern (Aztec-line) emerging, a weaving pattern, thin here, thick there.”

 

Esa imagen recuerda el mito de la tejedora griega, Aracne, quien desafió a la diosa Atenea. Aunque Atenea creó un tapiz magnífico por su lógica y estructura, Aracne termina tejiendo el tapiz más bello, en parte por su complejidad y detalle. Lamentablemente, por ser también raro e inunsual, la artista es humillada y llevada a colgarse.

 

En la tragedia vemos que la sociedad humana no necesita ser simple o lógica para ser bella y artística. Pues, por ahí se trata de ser más humilde, de amar, de coser y cantar como hacen los autores hispanoamericanos.

 

O si no, p’s nada.

 

(En otra voz, Antología de la literatura hispana de los Estados Unidos. Editado por Nicolás Kanellos, Arte Público Press, Houston, Texas, 2002.)

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